Jorge Medranda
Proyecto Transgénero
“El día 9 de mayo de este año, alrededor de las 02h00, Nicole, se encontraba caminando junto a una amiga por la intersección de las calles Juan León Mera y José Calama, en Quito, luego de haber salido de un centro de entretenimiento, cuando fueron abordadas por un grupo de policías que, luego de agredirlas verbalmente, procedieron a rociarlas con gas, siendo la más afectada Nicole.
El agresor principal, del que desconocemos su nombre, fue enfrentado días después por Nicole, negando su participación en el hecho. Este mal elemento de la Fuerza Pública, es conocido por las Tr@ns del Sector de La Mariscal por los repetidos ataques y extorsiones a las que somete a aquellas personas que ejercen el trabajo sexual callejero.”
Como este, otros ataques similares ocurren y ocurrieron en el pasado, tal vez más violentos, siempre abusivos e irracionales. Es curioso pensar como es que las personas y sus realidades son invisibles ante nuestros ojos hasta que, por alguna razón, se nos cruzan en el camino.
Resistir. Movilizarse de un lugar a otro para evitar a la policía. Gritar y protestar ante la vejación en una comisaría. Unirse para defenderse o para sacar a alguna herman@ de la cárcel. Crear espacios para discutir. Problematizar las situaciones y las historias. Desarrollar nuevas formas de solución. Integrarse a la cotidianidad desde una posición crítica. No ceder un metro de vereda. Conquistar nuevos lugares. ¿A quién le parecen familiares estas frases?
Hacia 2000, una estudiante de la Carrera de Derecho y sus compañeros salían, al igual que siempre, de sus clases al caer la noche. Un día en particular deciden cambiar de acera y, como consecuencia de ello encuentran, al otro lado de la calle, un mundo inimaginado por ell@s. Presencian la agresión a una persona Trans por parte de un uniformado. Unas noches antes no habrían notado el hecho. Ni siquiera conocían que, al otro lado de la calle, en el parque de “El Ejido”, se realizaba trabajo sexual.
Cambia de dirección la vida de cada una de las personas que se encuentran en ese momento. L@s estudiantes intervienen, defienden a la Trans. El uniformado retrocede, lo pensará dos veces la próxima vez. La Trans se pregunta: ¿Qué ocurre? ¿Quiénes son? ¿Qué buscan? Del encuentro nace una relación distinta, una de colaboración y crecimiento entre identidades diversas; una construida sobre principios feministas. Nace la Patrulla Legal, espacio de asesoría legal itinerante que trabaja con las Trans que realizan trabajo sexual callejero.
En un principio, aquella estudiante, Elizabeth Vásquez, recorría por la noche las zonas de “La Mariscal” y “La Y”, junto a dos compañeros, caminando, recogiendo historias y facilitando encuentros. Poco más tarde (2002) se establece una pequeña oficina que coordina un abanico de propuestas educativas, sociales, jurídicas; todas políticas y transformadoras, agrupadas bajo el nombre de “Proyecto Transgénero: cuerpos distintos, derechos iguales”.
La Patrulla Legal sigue incursionando en las calles. De sus enseñanzas se desprende la iniciativa de una Ley Orgánica para Prevenir y Sancionar toda forma de Discriminación, propuesta por el Proyecto Transgénero en 2004 ante el Honorable Congreso Nacional, apoyada por otros colectivos, esencialmente los que integran las personas sexualmente diversas. De igual forma se presenta, ante este mismo organismo, un proyecto de reforma al Código Penal con el objetivo de eliminar todas aquellas reglas que contradicen la Constitución y que atentan contra los derechos humanos: “objeto plausible”, “moral y buenas costumbres” y otras propias de un sistema estigmatizante, sexista y excluyente.
No hemos dejado la calle. Nos movilizamos a otros lugares, dentro y fuera de la ciudad. Ahora contamos con un vehículo (prestado) que nos trasporta en las noches. Hemos transitado por la patrulla activistas polític@s, tr@ns masculinos, jóvenes, mujeres y hombres, tod@s interesad@s en cambiar la situación del juego de “gato y ratón” que se ejecuta cada noche.
“En mayo de 2007 ganamos el caso: ciudadana Luis Enrique Salazar contra el Registro Civil del Ecuador”, que falló a favor de Gaby, pudiendo, ella y todas las personas, cedularse de acuerdo a su identidad, con su estética particular si así lo desean y sin que nadie se lo impida. El cambio de nombre y sexo está en agenda mediante lo que Elizabeth Vásquez denomina el uso alternativo del Derecho.
Pero, ¿qué pasó con Nicole? Esta becaria de la Casa Trans (otro componente del PT), que cursa la universidad, decidió denunciar el hecho. Se ha llevado el caso hasta el Ministerio de Justicia y al Departamento de Derechos Humanos del Ministerio de Gobierno. La investigación continua, mientras en las calles las chicas trazan una estrategia para atrapar al “Gato” Caicedo, agresor identificado.
“El trabajo sexual no es ilegal. Es una forma de trabajo. Las trabajadoras sexuales Trans pueden llamar a la patrulla para que no se violen sus derechos en las calles. Nadie puede detenerlas sin una orden escrita provista por un juez. Tod@s tenemos derecho a caminar por la calle a la hora que deseemos. Se llama libertad de tránsito y está en la Constitución”. Tod@s tenemos derecho al debido proceso y a ser considerad@s inocentes hasta comprobar lo contrario.
Más que resolver casos, se trata de proporcionar herramientas que puedan ser utilizadas en las calles por las personas Trans que son agredidas en las noches. Pero no solo eso, el tema Tr@ns se ha politizado y está siendo discutido en distintos foros. ¿Algun@ de ustedes se hubiera visto tratando la realidad de l@s transgéner@s hasta hace un par de años?
Hoy la base política es una posición desarrollada desde una visión transfeminista que ha buscado de aliad@s a otros movimientos y actores sociales. Rocker@s, afros, indígenas, mujeres, jóvenes, personas con capacidades distintas, académic@s y otros componemos una mayoría diversa a la que unen un sinnúmero de “simetrías subyacentes” a la cultura oficial impuesta.
Soberanía de mi cuerpo y sus transgresiones. Poder transitar libremente por las calles. Autonomía en decidir mi identidad sexual, de género, mi yo sin presiones. Tener la posibilidad de conformar una familia distinta con mis herman@s. Ser ciudadan@. Poder decir lo que pienso y siento. Transgredir los moldes. Ser distint@ y tener los mismos derechos que tod@s. Ser Tr@ns, “esos géneros que no somos ni chicha ni limonada y a mucha honra” (Elizabeth Vásquez).